Si preguntamos cuál es nuestro sistema económico social, cuál es el causante de este grave desajuste social, no recibimos una respuesta unánime.
La producción de bienes y servicios consiste en disponer capital y personal, y cubrir sus costos para generar lo necesario para la subsistencia de la sociedad. Y en la transacción comercial surgen los excedentes que la sociedad aplica a su porvenir.
Investigando cómo se administran esos excedentes de la producción de bienes y servicios podríamos conocer la respuesta correcta. (En este trabajo denominaré a los beneficios empresarios discriminados de ambos progenitores del emprendimiento como excedentes de capital y trabajo, es decir el valor excedente que capital y personal encuentran luego de la transacción comercial).
En el sistema de la doctrina social asistencialista, el excedente del capital es administrado por el dueño del capital. El del personal (como veremos) es confiscado como Impuesto a las Ganancias, y lo administra el Estado. Claramente surge que nuestro sistema económico social es esa tercera postura.
Desde temprana edad se nos inculcó que los problemas de la sociedad eran causados por fallas de sus protagonistas, y que entonces como primera medida el ser humano debía mejorar. Y otros decían que la brecha podía zanjarse si las clases sociales se “igualaban” o si una de ellas se “sometía” como si fuese una lucha de buenos contra malos. Esta confusión lleva a los bien-intencionados a atacar al enemigo equivocado, con lo cual nuestros problemas en lugar de resolverse se agravan.
Reniegan alternativamente del capitalismo y del socialismo, sistemas que no existen desde hace 60 años.
Y así, al verdadero poder degradante le hacen un favor.
El enemigo público número uno del mundo no es un terrorismo. Es esta difusa doctrina asistencialista, cuyo sostén metafísico es oculto, y que rige la economía de todos los países sin excepción.
Creo que ya debemos abandonar la ilusión de “modificar” al ser humano, o la de “derogar” las clases sociales, o la de que una derrote a la otra. La solución no es la educación, sino la justicia, la cual generará una nueva educación libre de doctrinas perdedoras.
No nos extrañe entonces que la sociedad ande sin rumbo y amenace con su colapso.
Preparemos nuestro espíritu para una sociedad más justa, participativa, calificada y próspera, para una Cuarta Postura.
Sistema Cuarta Postura: El excedente del capital debe ser administrado por el dueño del capital y el excedente del personal debe ser administrado por el personal de cada emprendimiento.
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